¿Qué es la depresión?

La depresión es una enfermedad mental común (se presenta en general en el 6% de la población) caracterizada por sentimientos persistentes de tristeza, pérdida de interés o placer, cambios en el apetito o en los patrones de sueño, baja energía, dificultad para concentrarse y sentimientos de inutilidad o culpa. Es importante reconocer que la depresión es una condición médica, con implicaciones físicas reales, con muchas causas de base qué son generalmente ajenas a nuestro control y por eso buscar ayuda es crucial.

La depresión no es debilidad, no es pecado, no es falta de carácter.
¡¡¡Es una enfermedad biológica cómo la hipertensión o la diabetes!!!

Aquí una explicación de los síntomas en forma más detallada…

Duración e intensidad: Para ser diagnosticado de depresión mayor, una persona debe experimentar síntomas casi todos los días durante al menos dos semanas. Estos síntomas para ser considerados anormales deben cambiar el funcionamiento diario, son claramente más graves y persistentes que las fluctuaciones habituales del estado de ánimo.

Síntomas emocionales: La depresión produce una tristeza abrumadora, una sensación de vacío o una incapacidad para sentir placer o disfrutar de actividades que antes lo eran, se puede tener sentimientos de inutilidad, culpa o autocrítica excesiva. Además, cuando estoy deprimido tengo una perspectiva pesimista y una pérdida de interés por las actividades sociales.

Síntomas cognitivos: Las personas con depresión pueden tener dificultades de memoria, atención, concentración e incluso problemas graves para tomar decisiones qué antes eran muy fáciles o simples. También pueden tener pensamientos negativos sobre sí mismos, los demás y el futuro. En los casos graves pueden aparecer pensamientos de muerte, ideación suicida o intentos de suicidio.

Síntomas físicos: El trastorno depresivo mayor puede manifestarse con diversos síntomas físicos. Estos pueden incluir cambios en el apetito y el peso, aumento o disminución del sueño (insomnio o hipersomnia), baja energía o fatiga, lentitud de movimientos y del habla, o molestias físicas como dolores de cabeza, problemas digestivos o dolor crónico que no responden al tratamiento.

¿Cuáles son las causas de la depresión?

La depresión es una enfermedad compleja cuyas causas no se conocen del todo. Lo qué si sabemos es qué se produce por una combinación de factores, entre los que se incluyen:

Factores biológicos: Los desequilibrios en las sustancias químicas del cerebro, como los neurotransmisores (por ejemplo, serotonina, norepinefrina, dopamina), desempeñan un papel en la depresión. Los cambios en el funcionamiento de los circuitos neuronales y las zonas del cerebro implicadas en la regulación del estado de ánimo, como el córtex prefrontal y la amígdala, también pueden contribuir.

Genética: Existen pruebas de una predisposición genética a la depresión. Las personas con antecedentes familiares de depresión tienen un mayor riesgo de padecerla. Sin embargo, tener una predisposición genética no garantiza que alguien vaya a desarrollar depresión, ya que los factores ambientales también desempeñan un papel importante.

Factores ambientales: Ciertos acontecimientos o circunstancias vitales pueden aumentar el riesgo de padecer depresión. Por ejemplo, haber sufrido un trauma, una pérdida o un duelo, estrés crónico (como estrés laboral o dificultades económicas), malos tratos (físicos, emocionales o sexuales), abandono o transiciones vitales importantes (como divorcio, jubilación o mudanza). Las experiencias infantiles adversas también pueden contribuir al desarrollo de la depresión en etapas posteriores de la vida.

Enfermedades: Algunas enfermedades pueden asociarse a un mayor riesgo de depresión. Entre ellas se incluyen las enfermedades crónicas (como el cáncer, la diabetes o las enfermedades cardiovasculares), los trastornos hormonales (como el hipotiroidismo o los desequilibrios hormonales), las afecciones neurológicas (como la enfermedad de Parkinson) y los dolores crónicos.

Medicamentos y abuso de sustancias: Ciertos medicamentos, como algunos corticosteroides o betabloqueantes, pueden tener efectos secundarios depresivos. Además, el abuso de sustancias, incluido el alcohol o las drogas, puede contribuir a la depresión o empeorarla.

Factores psicológicos y de personalidad: Ciertos rasgos de la personalidad, como la baja autoestima, la tendencia al pensamiento negativo o la autocrítica, pueden aumentar la vulnerabilidad a la depresión. Además, las personas con ciertos trastornos psicológicos, como trastornos de ansiedad, trastornos alimentarios o trastorno de estrés postraumático, tienen un mayor riesgo de desarrollar depresión.

Es importante señalar que la depresión es una compleja interacción de estos factores, y las causas específicas pueden variar de una persona a otra. Lo importante es buscar la ayuda para tener opciones, salir adelante y cambiar todo aquello qué está en nuestras manos.

 

¿Qué puedo hacer si tengo depresión?

El tratamiento de la depresión suele incluir una combinación de terapia, medicación y cambios en el estilo de vida. La psicoterapia, como la terapia cognitivo-conductual (TCC), puede ayudarle a desarrollar estrategias de afrontamiento y a cambiar patrones de pensamiento negativos.

Los médicos podemos recetar antidepresivos para aliviar los síntomas y hacer más fácil el proceso de recuperación, en general se sabe qué son necesarios más no suficientes. Estrategias de autocuidado cómo mantener una rutina saludable, realizar actividades que le gusten, practicar técnicas de relajación (como la respiración profunda o la meditación), relacionarse con amigos o familiares que le apoyen y evitar el consumo de alcohol o sustancias se han demostrado qué ayudan significativamente en la recuperación

¿Por qué es importante buscar ayuda para la depresión?

Lo primero es para tener un diagnóstico preciso porque la depresión puede ser un trastorno complejo con varios subtipos y factores subyacentes. Un diagnóstico exacto garantiza la administración del tratamiento adecuado.

Además, buscar ayuda permite a las personas acceder a tratamientos efectivos y seguros qué pueden incluir terapia (como la cognitivo-conductual) y medicación (como los antidepresivos). Con orientación profesional, las personas pueden recibir el tratamiento más adecuado para sus síntomas y circunstancias específicas.

La depresión no tratada puede dar lugar a diversas complicaciones que repercuten negativamente en la vida de una persona. Puede afectar a las relaciones personales, el rendimiento laboral o académico, la salud física y el funcionamiento general. Al buscar ayuda a tiempo, las personas tienen más posibilidades de prevenir o minimizar estas complicaciones. Se ha demostrado infinitas veces qué la depresión es una enfermedad mortal ya qué genera pensamientos y comportamientos suicidas. La búsqueda de ayuda ofrece a los profesionales la oportunidad de evaluar el nivel de riesgo y tomar las medidas adecuadas para garantizar la seguridad de la persona.

Es importante que tengas en cuenta qué no estás solo, lo que sientes es válido e importante. Si buscas ayuda tendrás la información más adecuada para entender el porqué de la situación actual.

Validación y apoyo: Hablar con un profesional sanitario sobre la depresión puede proporcionar validación y apoyo. Ayuda a las personas a darse cuenta de que no están solas en su lucha y de que sus experiencias son válidas. La relación terapéutica puede ofrecer un espacio seguro para que las personas expresen sus emociones, compartan sus preocupaciones y reciban comprensión y empatía.

 

¿Qué debo esperar del tratamiento?

Sea paciente y persistente: La recuperación de la depresión lleva tiempo y puede ser un viaje con altibajos, en general las respuestas inician luego de tres a cuatro semanas de tratamiento. Lo importante aquí es la constancia, ser perseverante es necesario para realizar cambios. ¡¡¡Si un enfoque terapéutico no funciona, no pierdas la cabeza!!!: siempre hay opciones que explorar.

¿Qué son los antidepresivos?

Los antidepresivos son medicamentos qué se han desarrollado con la finalidad de aliviar e incluso curar los síntomas depresivos. Se dispone de varias clases entre las cuales están los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), los inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina (IRSN), los antidepresivos tricíclicos (ATC) y otros.

Cuando usamos medicamentos antidepresivos debemos entender qué no proporcionan un alivio inmediato. Pueden pasar varias semanas hasta que la medicación haga efecto, en general entre tres y cuatro.

Posibles efectos secundarios: Los antidepresivos pueden tener efectos secundarios, aunque no todo el mundo los experimenta. Los efectos secundarios más comunes pueden ser náuseas, dolor de cabeza, mareos, somnolencia, disfunción sexual, cambios de peso o trastornos del sueño. Los efectos secundarios varían en función del medicamento específico y de factores individuales. Ninguno de estos medicamentos está relacionado con dependencia, adicción o tolerancia, la mayoría son transitorios y hasta la fecha no se ha demostrado qué ninguno sea irreversible.

Cumplimiento y adherencia: Es importante tomar la medicación antidepresiva según lo prescrito y respetar la dosis y el horario recomendados. Suspender bruscamente la medicación o cambiar de dosis puede provocar síntomas de abstinencia o una recaída de los síntomas depresivos. Si le preocupa el cumplimiento de la medicación o experimenta dificultades, coméntelo con su profesional sanitario.

¿Cuál es el papel de la terapia psicológica en la depresión?

La terapia psicológica desempeña un papel fundamental en el tratamiento de la depresión. A menudo se recomienda como tratamiento de primera línea o se utiliza en combinación con otras intervenciones, como la medicación. Te cuento sobre algunos de los beneficios de la terapia psicológica en la depresión:

Abordaje de los problemas: La terapia proporciona un entorno seguro y de apoyo para que las personas exploren y aborden los problemas subyacentes que pueden contribuir a su depresión. Pueden ser traumas no resueltos, patrones de pensamiento negativos, baja autoestima, dificultades en las relaciones o factores estresantes importantes en la vida. Al trabajar estos temas, la terapia ayuda a las personas a comprender, procesar emociones y desarrollar mecanismos de afrontamiento más sanos.

Aprender habilidades de afrontamiento: La terapia permite a las personas mejorar su capacidad para afrontar situaciones de alto estrés, mejorar patrones de pensamiento negativo, resolver problemas previos, ayuda a salir de la rutina para cambiar patrones de conducta mal adaptativos.

Activación del comportamiento: La depresión suele conducir a una disminución de la motivación y al abandono de actividades que antes eran placenteras. La terapia se centra en la activación del comportamiento, animando a las personas a reintroducir gradualmente actividades positivas y gratificantes y a participar en ellas.

Reestructuración cognitiva: La terapia cognitivo-conductual (TCC), un enfoque terapéutico comúnmente utilizado para la depresión ayuda a las personas a identificar y modificar los patrones de pensamiento y las creencias negativas que contribuyen a sus síntomas depresivos. Al cuestionar los pensamientos distorsionados y sustituirlos por otros más realistas y adaptativos, la terapia puede ayudar a las personas a desarrollar una perspectiva más positiva y equilibrada.

Apoyo emocional: La terapia proporciona un espacio empático y sin prejuicios para que las personas expresen y procesen sus emociones relacionadas con la depresión. Este apoyo emocional puede ser inestimable, ya que permite a las personas sentirse comprendidas, validadas y menos solas en sus luchas.

Prevención de recaídas: La terapia ayuda a las personas a desarrollar estrategias para evitar recaídas y mantener el bienestar a largo plazo. Mediante la identificación de los factores desencadenantes, el desarrollo de mecanismos de afrontamiento y la aplicación de cambios saludables en el estilo de vida, la terapia ayuda a las personas a evitar “la puerta giratoria” y volver al círculo de pensamiento negativo y comportamiento autodestructivo.